sábado, 20 de noviembre de 2010

Programa del Seminario RyE

Seminario Responsabilidad y Etica, Posgrado Clinica con Niños, dirigido por Marita Manzotti

Colegio de Psicólogos de la Pcia. de Buenos Aires, D° XI, La Plata

Programa

El objetivo es situar el lazo social y el discurso como fundantes de la sociedad civil. Su relación con la función del Estado. Supuestos y consecuencias del proyecto tecno – científico. De qué modo se inscribe el acto moral en la época actual. Instalación del discurso universitario como instancia del capitalismo, el amo moderno y la tramitación del goce. El desfondamiento institucional. ¿Hay una salida del atolladero al que conduce el discurso contemporáneo?

I
El problema ético en el nudo de la discusión filosófica. La ética en el Psicoanálisis.
Bibliografía:
Miller, J.A.:  "La ética en Psicoanálisis"
García, J:  "Niestzche y la ética del Psicoanálisis"

Bibliografía complementaria:
Heidegger, M:  "El ser y el tiempo"
Niestzche, F:  "Así habló Zaratustra"
Niestzche, F:  "Más allá del Bien y el Mal"

II
La comunidad civil y el lazo social como fundamento. Los discursos.
Discurso del amo. Discurso capitalista. Discurso universitario.
¿Qué es un campo?
Bibliografía:
Freud:  "Psicología de las masas y análisis del yo"
Lacan:  "Seminario XVII"
Laurent, Eric: "Lacan y los discursos"
Agamben, Giorgio:  "Lo que queda de Auschwitz"

Bibliografía complementaria:
Espósito, Roberto: "Comunitas"
Zizek: "La suspensión política de la ética"

III
El discurso capitalista y la hipermodernidad. El imperativo de goce y el niño generalizado. Efectos de la temporalidad del consumo.
Bibliografía
Alemán - Larriera: "Lacan: Heidegger"
Ons, Silvia: "Violencia/s"

Bibliografía complementaria:
Miller, J.A.:  "El Otro que no existe y sus comités de ética"
Regnasco, J:  "El imperio sin centro"

IV
Responsabilidad y moral. El malestar en la era de la fluidez.
El inconsciente, la ley, el acto moral. La vergüenza.
Bibliografía:
Freud, S.: "El principio económico del masoquismo"
Freud, S.: "El malestar en la cultura"
Freud, S.: "La responsabilidad moral por el contenido de los sueños".
Lacan, J.: "Kant con Sade"
Ons, Silvia: "Violencia/s"
Sinatra, Ernesto: "El toxicómano es un sinvergüenza"

Bibliografía complementaria:
Lewkowicz, Ignacio: "Pensar sin estado"
Zizek, S: "Violencia en acto"

V
El proyecto científico tecnológico moderno. Supuestos éticos y consecuencias en el sujeto. Su articulación con el capitalismo.
Bibliografía
Alemán - Larriera: "Lacan: Heidegger"
Heidegger, M: "La época de la imagen del mundo"
Heidegger, M: "La pregunta por la técnica"

Bibliografía complementaria:
Miller, J.A.: "El Otro que no existe y sus comités de ética"
Regnasco, J: "Crítica de la razón expansiva"

VI
El desfondamiento de las instituciones. Niñez, escuela, familia, padre.
La pedagogía del aburrido. Qué transmite la escuela hoy?
Bibliografía:
Lewkowicz, Ignacio: "Exclusión, explotación, expulsión"
Aleman, Jorge: "Lacan y el debate posmoderno"
Aleman, Jorge: "La experiencia del fin"
Aleman, Jorge: "Kafka: ante la ley"
Alemán, Jorge: "Lacan, la política en cuestión..."
Lewkowicz, Ignacio y Corea, Cristina: "Pedagogía del aburrido"

Bibliografía complementaria:
Foucault, Michel: "Los cuerpos dóciles"
J-A Miller: "El Otro que no existe y sus comités de ética"

VII
Implicancias éticas de las TCC y la intervención psiquiátrica. La evaluación. El síntoma analítico y el psiquiátrico. La política del Psicoanálisis.
Bibliografía
Laurent, E: Blog – notes: psicopatía de la evaluación.
Miller, J. A:  "Las buenas noticias del progreso"
Miller, J. A:  "La respuesta del psicoanálisis a las terapias cognitivo-conductuales (TCC)"

VIII
La ética y lo trágico. Ética del sujeto y estatuto del inconsciente.
Etica y silencio. La invención como posición ética.
Bibliografía:
Lacan J: Seminarios VII y XI
Heidegger, Martin: "Serenidad"
Heidegger, Martin: "Construir- habitar-pensar"
Belaga, Guillermo: "El síntoma como una metáfora del arte"

Bibliografía complementaria:
Ariel, Alejandro: "El estilo y el acto"
Nietzsche, F: "El origen de la tragedia"

Docentes: Juan José García y Julio Riveros

Con el asesoramiento del Depto de Psicoanálisis y Filosofía "La Razón después de Freud" de la EOL.
(Responsables: Susana Amado, Lucía Blanco, Esmeralda Miras, Silvia Ons, Marita Salgado)
Seminario Responsabilidad y Etica.

La ética y lo trágico. Ética del sujeto y estatuto del inconsciente. Etica y silencio. La sublimación. La invención

Clase 5 del 20-11-10


Los imposibles freudianos no incluyen al arte. Hay un aire de familia entre el objeto de arte y la imposibilidad o el sin sentido. Parece que Freud sabía esto. No es el mismo estatuto que pensó para la Pedagogía, la política o la religión. El arte no forma parte de esa serie. Freud tenía una aproximación científica a la existencia, era un científico (aunque su escritura la podemos considerar desde la óptica de una poética, no obstante).
Por otro lado, Lacan y su posición en relación al arte. Lacan, no era un científico sino más bien un médico que trascendió la fuertísima tradición positivista de la psiquiatría francesa (no olvidemos la admiración hacia su maestro de Clérambault, la relación con Henry Ey, los estrechos lazos con el dispositivo de presentación de enfermos que conservó siempre, etc.), para hacer otra cosa, para fundar otra clínica.
Lacan amaba el arte. En sus años de juventud  tomó contacto con poetas surrealistas como André Bretón entre otros. La referencia al arte en Lacan es permanente, se mantuvo a lo largo de toda su enseñanza.  Y, por otro lado, su posición antimetafísica, es decir su antifilosofía.
Entonces el discurso analítico instala un campo de saber que linda con otros discursos, con la ciencia, con la religión, con la política, con la filosofía y... con el arte. Vamos a tomar este sesgo, la relación del arte (acá hay que ser muy precisos) con el psicoanálisis. 

Voy a trabajar algunas referencias, como un artículo de François Regnault "El arte según Lacan", otro de Guillermo Belaga "El síntoma como una metáfora del arte", y un breve artículo de Alejandro Ariel "Reflexiones sobre el arte"´.

Situamos el arte como acto, no en tanto una práctica de la cual habría que dar cuenta desde una cosmovisión analítica. A veces los analistas solemos caer en la impostura de pretender explicar qué se vio en una película, en una obra de teatro, en una novela, etc. No se trata de caer en esa tentación. Como dice Ariel en "El estilo y el acto":
"No se trata de aquí de hablar de arte, sino de hacerle caso, de soportar sus consecuencias. No se trata aquí de hablar de psicoanálisis, de indigestarlos, sino de soportar sus consecuencias y escribir". Escribir, dice Ariel, una letra, es arriesgarse a poner una letra en el medio de la comedia de la vida de todos los días.

También podríamos ser un poco taoístas y decir que el objeto de arte deja una escritura en el medio del Vacío, teniendo al Vacío mismo como condición. O podemos pensar, con Heidegger, que el arte no es un usuario del Espacio, lo funda. Hay un neologismo heideggeriano para esto: "espaciar", la obra de arte "espacia", pone el espacio ahí donde no lo hay.

Esta vecindad con el vacío es clave. Lacan lo nombra en el Seminario la Etica donde sitúa el vacío como condición de la sublimación y esta en relación a la Cosa (das Ding). Esto está muy bien desarrollado en el libro de F Regnault.

"La religión consiste en todos los modos de evitar ese vacío". La religión respeta ese vacío, pero "de todos modos ese vacío está en el centro y, precisamente por esto, se trata de sublimación".

En ese pasaje que cita de Lacan, hay una aproximación al arte, la religión y la ciencia a partir del vacío.  

O sea tenemos en estas consideraciones, algunos elementos: la Cosa, la pulsión (ya estamos hablando de uno de sus destinos, como pensaba Freud, la sublimación) y el Vacío. Y si se sitúa la pulsión se sitúa también el goce.

Podemos ser aún más topólogos en nuestra aproximación y hablar de agujero. "El arte organiza el agujero", dice Regnault.

Pero se pregunta también qué es la Cosa, cual su función y la relación con el Vacío.

La Cosa, el das Ding freudiano del Proyecto y que Lacan trabaja en el Seminario VII, es el objeto perdido de la estructura. Su función es fundante. Funda también el Campo Freudiano. Aunque la lectura de Regnault no sitúa a la Cosa como el objeto perdido sino entre lo real y el significante. Y agrega  dos cosas:

Si la Cosa es representada por el Vacío, tenemos lo real, la lógica.
Si la Cosa es representada por otra cosa, estamos del lado de la representación, tenemos el arte.

En el primer caso: deriva en variaciones teológicas sobre lo ex nihilo, por ejemplo. O podemos hablar del significante faltante, o del numero cero como condición de la serie de números naturales. O podemos hablar de topología, del agujero, etc. Esto, insisto, está en Regnault.

Ahora, en el segundo caso, sitúa "lo que hace agujero en lo real, el nombre, el Nombre-del-Padre...  Y , a continuación, el significante". Regnault recorta en esta parte del texto varios pasajes del Seminario RSI que hacen mención al significante que hace agujero, etc.

Entonces:

El tema del Vacío es central. Vacío y silencio y más adelante, el nudo borromeo.
El silencio es la Voz del Vacío, podemos decir no sin un poco de poesía. Acá, en este punto, o podemos estudiar a las místicas, o el Tao, o a Heidegger o a Lacan y nos podemos pasar toda una vida sobre el mismo punto y con la sensación de no haber avanzado un centímetro. Por suerte, también están los poetas, los cineastas, los pintores, los artistas quienes también articulan su propio discurso en torno al Vacío y hacen algo con eso: una escritura.

Para Lacan el arte es un objeto de admiración, cortés, si lo que se acentúa es su condición de imposible. Si esa Cosa es un pecado, hay religión y si esa Cosa remite a la pura cosa, el arte.

Nada de metafísica entonces en el objeto de arte, dado que la letra misma es lo que ahi está escrito no necesita de ningún sistema para ser situado. Para la obra tampoco hay metalenguaje. Sin embargo, el arte enseña. El artista está antes. Organiza lo que el concepto no sitúa. Lacan se preguntaba cómo concebir una ciencia que incluya el psicoanálisis y que incluya al arte.

Es Nietzsche en el “El origen de la tragedia” que nos enseña que el arte es una modalidad de soportar la verdad de la existencia. “Solo el arte nos salva de morir por la verdad. Debemos considerar la ciencia con la óptica del artista y el arte con la óptica de la vida”.

Lacan es antifilosófico porque parte del agujero a diferencia de la tradición metafísica. Como Nietzsche, como Heidegger, piensa desde la fisura. Se sitúa en la grieta. Ahí no puede haber ningún Hegel, ningún sistema. Solo hay agujero. Metafísica cero. Hay vacío, agujero.


Por tanto no se trata de explicar al arte, sino de situar su dimensión sagrada (como resguardo de eso sagrado propio del sujeto hablante) y su dimensión de misterio.

El arte es la vía por donde la Voz de un hombre puede escribir algo que no es para todos, que es de Uno.  El objeto de arte linda con la Cosa.

Voy a tomar un apartado del artículo de G Belaga, el Punto 2 (Efectos de creación en el recorrido de una cura y/o en el final de un análisis, e invención  ante la inexistencia de LA Mujer).

Belaga sitúa la sublimación como un concepto que Lacan trabaja en el Seminario IV como desubjetivación del Otro, a partir de una lectura de Leonardo Da Vinci y que “bajo una forma más o menos acentuada según la mayor o menor perfección de tal sublimación, una inversión de las relaciones entre el yo y el otro”. En la creación, "el ser halla una posibilidad fundamental de olvido en el yo imaginario."

Este es un modo de sublimar diferente al propuesto por la salida de un psicoanálisis, donde lo que se sitúa es también un olvido de sí pero al modo de la destitución subjetiva. Podemos pensar que el lazo que hace el sujeto al final de un análisis es un lazo con el Vacío. El matema es el S(A/). Entonces este punto es sin garantías, dado que el Otro se hace equivalente al agujero mismo.


El arte, como indica Regnault, está en el lugar de la dama en el amor cortes, el lugar de la  privación y de lo inaccesible, por un lado.
Entonces, siguiendo a este autor y como bien lo sitúa Belaga en su artículo, "....el campo freudiano es el campo que supone que lo que recibe el nombre del vacío es la Cosa. Y de esta, como causa pathómenon, podemos declinar considerando el Nombre-del-Padre y lo innombrable de la madre, tres consecuencias: si se interpreta como pecado, tenemos religión: como relación imposible, el amor cortés. Y por último, como pura cosa, el arte."

Hay un artículo de Heidegger que se llama "La cosa" y habla de esto, también del Vacío. Si pueden léanlo, porque les va a enseñar algo respecto a la clínica. Las reververancias con Lacan son innumerables y diseminadas por todo el texto.

Entonces el Nombre-del-Padre, es un límite, que ordena, nominando, pero no llega al hueso de lo real. Solo lo señala y hace algo con eso. No hay invención. No hay salto. No hay comercio con el Vacío. Solo el nombre, no el trazo. El Vacío acá está todavía velado por algún semblante, el del Nombre-del-Padre, en este caso.

"En cambio, en lo particular, la invención se encarna en una pincelada, en un gesto de la mujer en que se cree, lo que conlleva una inscripción del goce, y presentifica otra relación al objeto pulsional que se presenta en exceso, más allá de la castración. Trazo y vacío, enmarcados por el significante que ya no son parte de la combinatoria del Otro, en otras palabras, se alcanza a crear una metáfora de la metonimia familiar"


En cambio el Vacío hace que el pintor pueda dejar la marca de un trazo único.

Todas estas consideraciones conceptuales está soportadas del "No hay relación sexual "como principal operador.
Ya vimos que el semblante homogéneo que nos ofrece el capitalismo como modo casi hegemónico es el de un discurso único, sin fisura, sin corte y donde el plus-de-goce se anuda al discurso de la técnica y la ciencia en una alianza inquietante atravesada por la pulsión de muerte como dominante.
Los medios de comunicación, los objetos de todo tipo, las drogas, los objetos tecnológicos, la saturación sensorial de los medios, etc., incluso la nada misma como dice Belaga, nos indican la inadecuación freudiana de la pulsión con el objeto.
Puede el arte ofrecerse como una vía por donde pensar una posible salida a esta encrucijada inquietante a la que nos conduce el discurso capitalista?  No se trataría de hacer la revolución haciendo obras de arte o convirtiéndonos en anti filósofos lacanianos.

De lo que se trata, es de considerar vías de satisfacción pulsional teniendo en cuenta que el Vacío está en el fundamento y que la pulsión de muerte es una instancia con la que hay que negociar, una instancia que no puede eludirse.

Podríamos proponer una lectura al ras de nuestra época, ultra tecnificada, del artículo “Serenidad” de Heidegger, donde propone eso que el llama Gelassenheit, serenidad en torno al objeto técnico como condición de una modalidad que dice que "si" al mundo técnico, dado que no se puede negar su existencia, pero que también le dice 'no', manteniéndonos libres de ellos. “Podemos usar los objetos tal como deben ser aceptados. Pero podemos, al mismo tiempo, dejar que esos objetos descansen en sí, como algo que en lo más íntimo de nosotros mismos no nos concierne. Podemos decir 'si' al inevitable uso de los objetos técnicos y podemos a la vez decirles 'no' en la medida en que rehusamos que nos requieran de modo tan exclusivo, que dobleguen, confundan y, finalmente, devasten nuestra esencia"

Habitar (que como escribe en Construir-habitar-pensar, habitar la tierra natal es un acto condición del pensar, del pensar meditativo) la propia singularidad y desde ahí decidir por el si o por el no, de manera heideggeriana, es una modalidad de salida. ¿Cuál es la tierra natal del parletre?

Porque es una pregunta por el suelo natal del sujeto, una pregunta por cuál es el arraigo del sujeto si ya no es el reconocimiento, de emancipación? Cuál es el suelo natal del sujeto si el suelo natal no es el objeto de la pulsión, ni la comunidad, ni el saber, ni la tecnología, ni los medios de difusión, ni las neurociencias, ni la droga. Dónde reside, dónde habita el sujeto?

La pregunta por el suelo natal del sujeto nos conduce al lenguaje, pero también nos puede conducir al vacío y al trazo. También a la dimensión de la invención. La salida en este caso no sería por el lado de la angustia o de la desesperación.

Una modalidad de situar alguna respuesta (me gusta más esta palabra que la palabra salida), apostar al propio análisis como una vía por donde ir abordando una creación propia, la de una narración propia que no se juegue en términos del Otro y si en la singular modalidad del sinthome "como invención particular del sujeto para darse a su propio modo de relación al sexo, y por lo tanto abierto a la variación y a la contingencia" (G Belaga)

Dice Ernesto Sinatra en el articulo "El toxicómano es un sinvergüenza":

"Esta respuesta [la de analizarse] quizás sólo sea para algunos, no para todos. Pero el no-todo que se configura de este modo seguramente es una salida más interesante que la propuesta por el discurso capitalista.
La ética del psicoanálisis espera en este punto -es decir, en el final del análisis-, también, al analista.
Desde esta perspectiva, el toxicómano adviene como un signo que define la época: él es el partenaire-síntoma del capitalismo pos-moderno. Él es quien, por excelencia, no se avergüenza de su goce, él es aquél que lo muestra hasta el extremo de inventarse un ser a partir de una nominación que le viene como anillo al dedo desde el Otro social para seguir gozando en el autismo tóxico.
La apuesta analítica consiste en ofrecerle otra salida que la que ya ha elegido con la substancia tóxica del goce, pero para ello deberá avergonzarse como cualquiera, es decir, como cada analizante."
Para terminar, cito el último párrafo del artículo de Belaga:

"En conclusión, esta podría ser la apuesta ética/estética del psicoanálisis, una política del síntoma que encarna el encuentro de una narración, de un estilo de vida, que incluye el inventarse una relación con los otros -según los límites del fantasma particular-, inscripto en lo real. Orientada de esta manera nuestra práctica podría significar un aporte al debate sobre la comunidad", sobre el lazo que deviene de la técnica y el discurso capitalista, un saldo que se diferencie de esos dos productos descriptos en 1933 por Walter Benjamin, como formas de la barbarie, dicho de otra manera, el culto y el poder mortífero de la imagen y de la experiencia de inmediatez y/o de 'petrificación' del tiempo, del sacrificio, del odio a las diferencias. En suma, el psicoanálisis sería la posibilidad de inventar(se) otra respuesta frente a las imposiciones del superyó"

Muchas gracias
Julio Riveros

Bibliografía

F. Regnault, “El Arte según Lacan”, Cap 1, Pág 11-33, Editorial Atuel – EOLIA, Buenos Aires 1996.
Guillermo Belaga,  “El síntoma como una metáfora del arte”, http://saludmentalsanisidro.blogspot.com/2010/03/el-sintoma-como-una-metafora-del-arte.html
Marzo de 2010.
Alejandro Ariel, “El Estilo y el Acto”,  pág. 190 a 196, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1994.

Lao Tsé, “Tao te King”,  Barral Editores, Barcelona, 1976
Construir-Habitar-Pensar”, Martín Heidegger, http://www.heideggeriana.com.ar/textos/construir_habitar_pensar.htm
Martín Heidegger, “Serenidad”,
http://www.heideggeriana.com.ar/textos/serenidad.htm
Martin Heidegger, "El Arte y el Espacio"
http://www.heideggeriana.com.ar/textos/arte_y_espacio.htm
Martín Heidegger, "La Cosa"
http://www.heideggeriana.com.ar/textos/la_cosa.htm
Ernesto Sinatra, “El toxicómano es un sinvergüenza”
http://virtualia.eol.org.ar/017/default.asp?dossier/sinatra.html
Friedrich  Nietzsche, “El origen de la Tragedia”, Siglo Veinte, Buenos Aires,  1989.
Ernesto Sinatra, "El toxicómano es un sinvergüenza", Virtualia #17, http://virtualia.eol.org.ar/017/default.asp?dossier/sinatra.html
J. Lacan, Seminario IV, La Relación de Objeto, Paidós, Buenos Aires, 2007.
J. Lacan, Seminario VII, La Etica, Paidós, Buenos Aires, Buenos Aires, 1988.
J. Lacan, Seminario XXIII, El Sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006
J. Lacan, Seminario XXIV, L’insú que sait de l’une-bevue s’aile a mourre", inédito

lunes, 15 de noviembre de 2010

"El racismo en la sociedad contemporánea", Por J.-A. Miller

http://www.pagina12.com.ar/diario/psicologia/9-143452-2010-04-09.html

El autor –apelando al concepto de “extimidad”– sostiene que el racismo moderno es “el odio al goce del Otro: se odia la manera particular en que el Otro goza”; y, para esta cuestión, “el discurso universal de la ciencia no tiene respuesta, aunque se trate de hacerlo responder”.

domingo, 14 de noviembre de 2010

Seminario Responsabilidad y Etica, Posgrado Clinica con Niños, dirigido por Marita Manzotti

Colegio de Psicólogos de la Prov. de Buenos Aires, Distrito XI, La Plata

Clase 4 del 6-11-10

El desfondamiento de las Instituciones. La pedagogía del aburrido
¿Qué transmite la escuela hoy?


“Hay un solo malestar en la civilización: el discurso capitalista”

Jorge Alemán, “Notas antifilosóficas”

“Desde el momento en que imaginamos una sociedad freudiana, ella se vuelve imposible. ¿Cuáles serían sus condiciones? Apostar al deseo sin garantías de que no se excluya el horizonte de la responsabilidad. Aceptar el carácter irreductible del deseo sin caer en la tentación del goce propio del mártir. Soportar la infelicidad contingente sin que se convierta en una desdicha necesaria. Saber perder sin identificarse con aquello que se ha perdido. Tener conciencia de la propia finitud, escapando a la fascinación de la cultura de la pulsión de muerte. En esta sociedad imposible habría lugar para la tragedia singular, pero no para la humillación planificada, encontraría lugar el dolor de existir, pero no la explotación de la fuerza de trabajo, se realizaría la voluntad de decir cualquier cosa y también la de callar, pero no en un silencio cobarde; estaría contemplado el ser extranjeros de sí mismos, pero no el desarraigo obligado para las multitudes.”

Jorge Alemán, “Lacan, la política en cuestión…”, Pag. 43.



I

Voy a hacer algunas consideraciones generales sobre la época de mutación civilizatoria a la que estamos asistiendo.

Otro eje: a  qué llaman fluidez Ignacio Lewkowicz en “Pensar sin estado” y del mismo autor junto a Cristina Corea del libro “Pedagogía del aburrido”.

Por último algunas preguntas sobre la enseñanza como tarea imposible, que como Uds. saben es una aserción freudiana.

Esto último nos va a conducir a preguntas tales como cuál es la función de la escuela hoy, qué transmite, etc.

El siglo XX es un siglo de nominaciones. El acto de nominar, o sea de poner nombre, no es un acto inocente. Lo sabemos nosotros, analistas. Lo sabe un maestro, un filósofo, un poeta, lo sabe una madre. También lo sabe por ej. el Sr Magnetto. Sin ir más lejos, el kirchnerismo nos propuso algunos nombres: bicentenario, asignación universal por hijo, ley de medios, etc. Marcaron un campo, definieron un campo que ya es de todos, nos compete. Fue producto de una serie de actos, políticos.

Ahora bien, el riesgo de estas nominaciones es que se tornen inoperantes. No es este el caso actual, pero es un riesgo, propio de toda nominación. Alfonsín propuso uno, Tercer Movimiento Histórico. Fue inoperante, nadie lo recuerda. Hay otros que quedaron en la memoria: El día de la lealtad, 17 de Octubre de 1945. Quién no sabe de qué se trata? 24 de Marzo de 1976, quién lo puede ignorar?
Es decir, nombres, nominaciones, acto de nombrar. Operaciones retóricas que fundan algo nuevo, fundan algo a un nivel no meramente descriptivo sino ontológico.

Claro que todo esto hay que pensarlo a la luz del concepto de Hegemonía.

Nuestra época es de una constante mutación civilizatoria. La época que nos precede estuvo atravesada por una representación sostenida en la lógica del padre, en la Institución, en la Familia, en el  Padre, en la Ley, en el Edipo, todas solidarias, sucedáneas y consecuentes con la dialéctica del Estado, estado post revolución francesa, occidental y cristiano. Todos esos nombres dicen mucho. Es como para hacer un seminario con cada uno de ellos.

El problema es que se trata de una mutación acéfala, casi sin una dirección y expensas de la fluidez del capital financiero. Esto ya Lacan lo había señalado en muchos pasajes de su obra, por ejemplo en “La Proposición del 9 de Octubre”.

Tomemos sólo dos de los pilares de esa lógica. El Edipo y la Ley. Son mitos, mitos freudianos dice Lacan en el Seminario XVII. El Edipo es un sueño no analizado de Freud, con las consecuencias que eso tiene en términos de retorno, sobre todo en el orden clínico y hasta médico, diría yo. El otro, el de la Ley, Moisés, otro mito que Freud usa, pero que está agujereado. No es consistente, está agujereado, pero operó y vaya si como. Pero Lacan detecta que estos dos mitos, Edipo y Moisés, son sueños freudianos, y para colmo no analizados. El Padre como institución en Freud, es invariante. Su clínica no atravesó la frontera del Padre. Por eso,  los atolladeros que hasta hoy hacen ruido con los conceptos de Escuela y Pase por ejemplo. Pero, ese es otro tema.

Un rasgo de la modernidad entonces, es el padre, el otro el estado burgués y la Ley. Puedo elegir otros, pero estos tienen que ver con la clínica y la política y por eso me interesan.

Estos fundamentos fueron socavados. Fueron mutando. El desierto fue creciendo y lo sigue haciendo. Por que había esa lógica o nada, por eso el desierto.

La Civilización entonces no es el versus de Naturaleza.
Lewkowicz dice que el homo faber, el homo castratus, el hombre de trabajo y el hombre de la prohibición ya no ejercen en toda su extensión universal en la era del capital financiero que fluye, fluye y fluye. Se detiene en un lugar y luego se desplaza nuevamente. La era de la fluidez. Dónde anclar? Dónde establecer un punto de capitoné en esta fluidez?


Nuestra sociedad ultra tecnificada y ultra cientificista, atravesada sin embargo por capitales financieros que no anclan en ningún estado nacional, está al borde de la dispersión.
Lo vemos en Europa, por ejemplo o en EEUU. Hay ejemplos, muy actuales.

Entonces estamos en una disyuntiva crucial:
O es esta modalidad civilizatoria, la que acabo de describir, o la barbarie, la naturaleza.
O es este paradigma tecno científico mercantilista y traficante de plus de goce o lo anómico, lo a-social.

Esto es exactamente la fluidez.  La escuela, la familia, organizaciones sociales, la universidad, el trabajo, los oficios, el arte, la clínica, todos dominios que están afectados por estas mutaciones.
Las mutaciones en sí, nada tienen de cuestionables a priori. La lógica Estado-Trabajo-Ley-Sociedades Organizadas, fue conmovida en sus fundamentos.

La humanidad misma y sus cimientos tradicionales fue conmovida.
La dominancia es ahora de la contingencia, no de la necesidad o de la previsibilidad.

Ahora, dice Lewkowicz, muy bien, que si el paradigma del lenguaje es la institución y lo que conmovió es la institución misma, lo que queda desfondado es el lenguaje mismo.
Esto es un debate que hay que dar y no sé si es así. Es una pregunta, no una aserción.
El dice que dada esa condición la palabra fluye, insensata. Es grave en sí mismo, pero nosotros, nuestra subjetividad de Siglo XX viene conformada por los discursos y sus efectos, discursos de estado, discursos de dispositivos, etc., discursos.
Pero nosotros podemos decir que el lenguaje es anterior, en todo caso es anterior el discurso.
Con Lacan podemos afirmar que se trata primero de lenguaje y no de discurso.
Primero hay lenguaje luego discurso, no al revés.

En fluidez, dice el autor, los discursos son fragmentarios. Todo sucede con un máximo de contingencia. Esto también lo sostiene Jorge Alemán acerca del capitalismo mismo, que es contingente.

Al mutar el pilar de la Ley, las nociones de responsabilidad y castigo también han mutado. La irresponsabilidad es del que está solo, aislado, sin discurso y necesita de la responsabilidad de hacerse cargo de ese pathos para sobrevivir.

Por tanto, la responsabilidad advino una cuestión de existencia, condición de la existencia misma. La responsabilidad entonces ya no circula solo en el circuito jurídico-moral, es condición de existencia. La responsabilidad ya no es un predicado de la existencia sino algo que la hace posible. Si no configuro como sujeto responsable, no ante otro, no ante el Estado, no existo.
Si no configuro como sujeto responsable (¿ante quién? ante nadie), no existo.
Esto equivale al terror de dejar de existir.

Cito a Lewkowicz: “hacerse responsable ante todo es hacerse. Estamos hechos con la materia de la responsabilidad. Esta operación de producción de existencia se entrama con los discursos, con los fragmentos, las prácticas, los otros, los cuerpos de los que nos hacemos a su vez responsables”

Entonces para Lewkowikz, la responsabilidad tiene consecuencias ontológicas.

Hay una diferencia muy interesante que hace el autor entre hacerse cargo y hacerse responsable.
Hacerse cargo: es soportar las consecuencias de un emprendimiento.
Hacerse responsable: son operaciones que inventan al sujeto.
Hay entonces, dos modalidades.

Soportar- aguantar - resistir: son modalidades del “hacerse cargo”.
Habitar - inventar- afirmar: operaciones del “hacerse responsable”.

Con esto último se construye el sujeto, el sujeto que habita.
Con el hacerse cargo, solo se construye un héroe.

Con la noción de responsabilidad en el contexto de un Estado eclipsado, la respuesta no llega y el sujeto no responsable no es castigado en sí mismo sino simplemente no configura existencia.

Pensar sin Estado es sostener la convicción de que el funcionamiento subjetivo que ancla en el Estado Institución como garantía del acto, se ha extenuado.
Esa lógica se ha extenuado.

Entonces, cómo pensar en este contexto la comunidad. Acá volvemos a las nociones que desarrollamos en las primeras reuniones.
Lo que cambió, es el modo de producir el nosotros, ya que los agrupamientos proliferan en el desierto como contexto.

De todos modos, nos queda la palabra, la conversación, los lazos contingentes no permanentes, aunque el contexto sea lo más parecido al desierto. No es poca cosa.

Estos diálogos que se producen en el vacío que deja a su paso el eclipsamiento del Estado Institución, son Encuentros, verdaderos Encuentros.

II

Una vez situado el Estado eclipsado, la contingencia como modalidad lógica, la fluidez, la responsabilidad como existenciario y la prevalencia de los encuentros contingentes, cómo pensar la comunidad educativa, los lazos que la escuela promueve o promovió históricamente

Qué quiere decir educar? Qué quiere decir, que es una tarea imposible?
Qué quería decir Freud con esto?

No es lo mismo pensar el imposible de la educación en la Viena de ppios del siglo XX en Viena que pensarla en nuestra realidad, casi 120 años después.

Los imposibles que cada sistema produce no son los mismos.

Vamos a tratar de pensar esto que circula como un aforismo freudiano, veamos qué lógica está en juego en el mismo.

Que la tarea de educar o enseñar sea imposible y que Freud sostuviera esto, no quiere decir que no haya que intentar la enseñanza.

Cuando hablemos de imposibilidad,  una manera de situarla es en los discursos mismos. Si recuerdan, entre los lugares de la Producción y el de la Verdad la relación que los articulaba era de imposibilidad.

El discurso capitalista, en relación a la imposibilidad: la borra. No hay imposibilidad en el Discurso Capitalista, lo cual equivale a elidir la pulsión, el goce, el sujeto, el inconsciente. El D Capitalista produce una transformación topológica radical para elidir la imposibilidad, subvirtiendo el esquema de vectores en un lazo sin solución de continuidad. Lo cual indica que no hay modo de subvertir al D del Capitalismo, por lo menos desde un nivel formal. Jorge Alemán dice que el capitalismo, no obstante esta reproducción sin corte que lo caracteriza, no es eterno, que es contingente.

Sitúo esta mención al Discurso Capitalista porque las preguntas que nos hacemos en relación a la ética y a la Responsabilidad y en relación al futuro del Psicoanálisis mismo, las estamos planteando en el contexto del capitalismo como modo de producción privilegiado, lo cual no deja de implicar al sujeto -ya vimos cómo queda ligada la función plus de gozar con el modo de producción capitalista y el imperativo de goce.

Freud estaba soportado, en casi todos sus textos, en una noción de ley sostenida en una lógica "para todos". Las leyes eran la moral civil traducida en leyes educativas, leyes jurídicas, sociales, etc. Esta lógica, la del "para todos" es una lógica que rechaza la singularidad. Lo singular pasa sólo como excepción. La educación entonces, nos referimos a los objetivos, si quieren muy racionales que puede trazar, por ejemplo, una política de Estado, un Ministerio, etc., esa racionalidad prescinde de la singularidad pero no porque los funcionarios son malas personas, sino porque es un efecto de discurso, discurso que sostiene en esa "lógica paratódica" si me permiten el neologismo. Ese “para todos” rechaza la singularidad en juego en cada niño, termina por ajustarse a ese para todos.

Pero, qué es esa singularidad? Se trata del encuentro con la lengua.
Este encuentro es siempre singular y no reproduce. Es singular, propio de cada Uno, pero además, como dice Jorge Alemán, es común. ¿Qué es lo común?
Es algo que está antes de toda moral pedagógica, antes que todos los dispositivos de enseñanza, antes de todos los dispositivos de control, disciplina y obediencia: el encuentro con la lengua, siempre traumático. Para constatar la huella freudiana de este acontecimiento, basta con remontarse a El Proyecto de una Psicología para Neurólogos o a la Carta 52 que escribe Freud a Fliess.

Esa colisión traumática de lalangue con el viviente, deja una marca -en el cuerpo- un rasgo, inscribe una memoria que no borra, indeleble. Fijense que tiene que ver con al escritura. Se puede después discutir si el testimonio de esa instilación (Lacan usa esta palabra en La Conferencia sobre el Síntoma en Ginebra) del lenguaje es una marca, una huella, un signo, una letra, un significante-letra, etc. Lo que sí queda claro es que el lenguaje es el precedente primero. Está antes.

Lacan en el Seminario XVII habla de la "gloria de la marca". Esa marca, esa escritura primera, es un trazo único, cuya función va a ser la de articular un lenguaje. Esto es muy importante. Es la estructura misma que se instila en el viviente para producir un sujeto del lenguaje. Esta lógica que queda evidenciada en la estructuración del sujeto, se reedita cada vez, en una sesión por ejemplo o en toda la dirección de la cura.

Por tanto, lo imposible va a ser equivalente a que, esa marca, testimonio del encuentro traumático con la lengua (materna), no es posible de asimilar o de incluir en una lógica paratódica. Este acontecimiento es común porque no se puede particularizar. Vale para cada uno, pero la modalidad de ese traumatismo es singular y única para cada uno. Lo común es el encuentro con la lengua para el ser parlante y sexuado, lo común en el parletre.

Lacan inventa ese neologismo lalangue para distinguirla del uso que hace de ella la lingüística. Y del lado de eso que inventa, del lado de lalangue, Lacan subraya el rasgo "no toda" de la lalangue.

Este encuentro con lalangue es antes que todo dispositivo de enseñanza, eso queda claro también. Todo lo que viene después de esto, es un intento de gestionar ese encuentro y sus consecuencias. La educación, es la administración que gestiona las consecuencias de eso común. Eso que no entra en el para todos, que NO se puede subsumir en ninguna lógica universal, que es de cada Uno:
Es un resto -imposible y necesario al mismo tiempo, como diría Ernesto Laclau- que no puede ser absorbido por el proceso educativo. Ese encuentro entonces, cuando hay algo que no anda, se lo intenta evaluar, capturar por intermedio de expertos en educación, quienes insertan letras en eso que ven, en esos despliegues a veces dramáticos a nivel de la conducta y el cuerpo y se habla de trastornos, trastornos de aprendizaje, de conducta, de déficits, etc.

Se sitúan, no?

Ahora, qué se hace con esto? No estoy diciendo que no haya que asignarles un lugar, que no haya que alojar estas "patologías". Estoy preguntando sobre qué lugar darle a eso común singular que se produjo en ese niño. Ese niño es un parletre, abonado a la lengua y que articuló un lenguaje como saber, entonces, qué hacer con eso que no anda, con eso que no funciona bien? Es una discusión no saldada, un debate que está en el centro de la escena porque tiene que ver con el discurso contemporáneo de la Ciencia, la Técnica y los flujos de capital de la mano del costo/beneficio como criterio casi exclusivo.

Hay un interesante artículo de J. - A.  Miller sobre esa vertiente del costo/beneficio y de evaluación, comités de ética, etc. que comandan actualmente los paradigmas en clínica psiquiátrica y hasta analítica. El artículo de Miller se llama “Las buenas noticias del progreso”. Se consigue en la web de la revista Virtual Bitácora Lacaniana. 

“Hemos creído y hablado durante mucho tiempo de la psiquiatría que se organizaba entorno a los efectos del medicamento, pero estamos ahora ante una psiquiatría cuya clínica se organiza en función de los costes financieros. Es una novedad. La codificación no está reservada simplemente a un tipo de psicoterapia, la codificación está ahora para reducir al mínimo el tiempo empleado. “ Escribe Miller en ese artículo.

La voluntad del discurso contemporáneo entonces es de homogeneizar ese acontecimiento, de tornarlo fenómeno o en trastorno sobre el que pueda operar desde diferentes dispositivos de control que se incrustan en lo más íntimo de las personas.

Volviendo a nuestro imposible, Alemán llama a eso singular, "lo singular común" y además dice que está antes que toda pedagogía, por un lado, pero también antes que toda metafísica.

Hay un filósofo francés, llamado Jacques Ranciere, autor de un libro que llama "El Maestro Ignorante". Es un estudio que hace Ranciere, donde analiza el método de Joseph Jacotot, un extravagante y simpático pedagogo francés que revolucionó la pedagogía francesa y la hizo temblar. El sostenía que "Quien enseña sin emancipar embrutece".

Decía que todo hombre (acá vemos lo común), todo niño, tiene la capacidad de instruirse solo, sin maestro. El maestro no es el encargado de transferir ningún saber, sólo es el soporte de una voluntad, la del alumno, la voluntad de atención. No creía en el dispositivo "explicación", ya que su esencia, según Jacotot, tiene que ver con negar el principio de igualdad. Él sostenía que todas las inteligencias son iguales y que es posible enseñar lo que se ignora.

Ranciére escribe "El maestro ignorante" y trata de dilucidar de qué se trata esta " otra pedagogía", sostenida en la ignorancia del maestro y en el principio de igualdad de las inteligencias. Ranciére la nombra una pedagogía de la emancipación ya que la explicación embrutece.

Transcribo un fragmento de un reportaje publicado en La Nación a Jacques Ranciere:



“Porque la osadía de Jacotot consistió en oponer la “razón de los iguales” a la “sociedad del menosprecio”. En realidad, el objetivo de ese apasionado igualitarista era la emancipación. Jacotot pretendía que todo hombre de pueblo fuese capaz de concebir su dignidad humana, medir su propia capacidad intelectual y decidir cómo utilizarla. En otras palabras, se convenció de que el acto del maestro que obliga a otra inteligencia a funcionar es independiente de la posesión del saber. Que era posible que un ignorante permitiera a otro ignorante saber lo que él mismo no sabía; es posible, por ejemplo, que un hombre de pueblo analfabeto le enseñe a otro analfabeto a leer. Y aquí llegamos al segundo sentido de la expresión “maestro ignorante”.
-¿Cuál es?
-Un maestro ignorante no es un ignorante que decide hacerse el maestro. Es un maestro que enseña sin transmitir ningún conocimiento. Es un docente capaz de disociar su propio conocimiento y el ejercicio de la docencia. Es un maestro que demuestra que aquello que llamamos “transmisión del saber” comprende, en realidad, dos relaciones intrincadas que conviene disociar: una relación de voluntad a voluntad y una relación de inteligencia a inteligencia.
-Pero usted dice que no hay que equivocarse sobre el sentido que tiene esa disociación.
-Hay una forma habitual de interpretarla: como una disociación que intenta destituir la relación de autoridad magistral para remplazarla solo por la fuerza de una inteligencia que ilumina otra inteligencia. Ese es el principio de innumerables pedagogías antiautoritarias.”





Un niño pequeño aprende la lengua materna, la aprende solo, sin maestro. Aprende repitiendo, reteniendo e imitando. Nosotros analistas, conocemos el caso del Pequeño Hans.
¿Quién enseñó al nietito de Freud que podía sirviéndose del carretel podía armar una primera diferencia en el lugar mismo de la ausencia/presencia de la madre?
Nadie, “aprendió solo”, diría Ranciere.

 Entonces, cuál es el sentido de citar a Ranciére y al método Jacotot?
La clave está en acentuar la vertiente de la singularidad que Jacotot intenta resguardar con el principio de igualdad, que no equivale a homogenizar sino a emancipación.
Cómo pensar la emancipación? Emancipar es poner una objeción, instalando un principio autónomo para la acción, sin necesidad de ampararse en el Otro. Un acto emancipado es un acto sin Otro, pero no sin consecuencias en el Otro, no sin inscripción.

Cuando hay aprendizaje hay un principio de autonomía que ya está operando, siempre y cuando ese acto -llamado pedagógico- no esté controlado, disciplinado por  dispositivos de control o dispositivos de poder para la producción de cuerpos dóciles, diría Foucault. Lo que es muy rescatable de estos recorridos teóricos es que no están soportados en un dispositivo de dominación.

Entonces, si esto es así, podemos situar  un poco más claramente a qué se refería Freud cuando decía que "educar es imposible". También analizar o gobernar, porque es la misma objeción la que pone en juego en esos otros dispositivos. Para la técnica, como la piensa Heidegger, como estructura de emplazamiento, leso que hoy es  imposible es solo por ahora, luego ya no lo será.
La diferencia es que el psicoanálisis celebra esa imposibilidad, es diría,  su fundamento mismo. No hay cura de la imposibilidad

Ranciere también nos enseña un poco de antifilosofía, ya que no se hace tributario de ninguna metafísica  y es además es un practicante de lo que Alemán llama “lo impolítico”, porque no elude la imposibilidad.

Otra lección de Ranciere y Jacotot es que afirman en acto que la pulsión es indomesticable, ineducable, resistente a todo dispositivo pedagógico.

Son preguntas.


III

Qué es educar en el contexto histórico -siempre contingente- del capitalismo?
Qué es una escuela? Qué quiere decir que un chico, un pibe de barrio, un adolescente, asista a una escuela para ser educado?

No es posible hacer ese análisis sin tener en cuenta la variable del poder político, o la posición de Estado frente a lo público.

Nos hacemos esta pregunta en el contexto de cómo circula el plus de goce hoy, con un Otro, atomizado, agujereado, eclipsado.

No es posible pensar en un dispositivo escolar por fuera de lo político como experiencia subjetiva.
Tampoco,  la clínica. Caro que, cuando nos referimos a lo político no se trata de la modalidad típica del político que hace política, en términos de gestión o consensos, sino más bien, de una práctica que tiene consecuencias en el lazo social. Para Jorge Alemán, “el inconsciente es una experiencia política”,  y es una experiencia porque se efectúa en el ámbito de la lengua y el político porque “no hay ningún significante que agote la representación del sujeto”. Yo agregaría que el inconsciente va en contra de todo totalitarismo.


Hacer política es diseñar aparatos, dispositivos de uso social masivo, propios de la cultura, para tramitar goce. Es una manera de pensarla. En esto incide la pertenencia de clase, el lugar que cada persona ocupa en la polis, por tanto su lugar de enunciación y de praxis (trabajo, estudio, etc.)

Como vemos lo real siempre se desplaza, nunca es el mismo. El real de Parménides o el de Hegel o el de Nietzsche, o el de Lacan (que a su vez tuvo muchas formas de situarse, depende de a qué nivel de sui enseñanza nos estamos refiriendo) no tienen mucho que ver entre sí.

Por ejemplo, el real de Kirchner al enfrentarse a la muerte a solas, no es el mismo que el real al que debemos enfrentar quienes le sucedemos o los jóvenes que retoman hoy las banderas del llamado "kirchnerismo”. No es el mismo real el que debe enfrentar la Presidenta o el movimiento social.

Lo digo para dar solo ejemplos y que se pueda entender.

Entonces, este es el contexto no sin cierta dificultad, vamos a interrogarnos, más interrogaciones que afirmaciones, sobre algunas cuestiones sobre nuestra praxis.

Somos analistas, es una praxis, no es una pragmática,  una praxis cuyo fundamento es ético, porque el estatuto ontológico del inconsciente es ético (Seminario XI).

Habíamos discutido las clases anteriores sobre las condiciones de producción de los discursos, los fundamentos del lazo social, el lugar de la política cuando tratábamos de situar la interrogación sobre la ética y la responsabilidad y eso, en el lenguaje de todos los días se traduce en cómo el trabajador, el profesional, el analista, el alumno de una escuela pública, se sitúa frente al goce en el contexto del capitalismo. Es decir,  en el contexto de una polis donde lo que domina es el imperativo de goce como modalidad privilegiada de tramitación pulsional:
tapar la boca de la demanda con objetos cada vez más tecnificados, virtuales incluso, de ese modo toda pregunta por el dasein, el deseo o el inconsciente, está velada.

Nada de preguntarse por cómo se desea, cómo se goza, de qué se goza y qué hacer con eso.
Eso no es políticamente correcto hacerlo público, incluso es muy difícil situarlo en los propios análisis. En la instancia del capitalismo y el discurso contemporáneo son irrelevantes esas preguntas, lo importante es dar lugar a cierto orden de satisfacción más allá de todo límite. En todo caso ese límite va a estar siempre en posición asintótica.

Propongo pensar la educación escolar como una modalidad del estado para que los sujetos, los ciudadanos, queden implicados en una red simbólica, es decir la educación es algo que produce lazo.

Educarse es ser tomado por un código,  por una regla, por una norma, por una cierta legalidad. Es un acto de estado, y nunca sin consecuencias.

Una de ellas puede ser el cierre de toda posibilidad de que se produzca ahí un sujeto de la polis, un sujeto social.

Otra modalidad posible de respuesta puede ser las que estamos detectando hoy en día:
la lógica del rechazo, de la exclusión, del estar al margen -que es una modalidad de existir como cualquier otra, vivir en los umbrales o en los bordes, lo cual si es una decisión nada hay que decir, pero si se trata de un destino frente al que no hay opción, es otra cosa. La droga, acontecimientos del cuerpo, la conducta anómica.

Con la pulsión de muerte todo consenso está destinado al fracaso, es una instancia con la que hay que negociar.

Les leo un párrafo del texto de Ignacio Lewkowicz y Cristina Corea, “La Pedagogía del Aburrido”

Estamos en la era de la fluidez, era en que el modo de dominación ya no es estatal, ya no es el disciplinamiento, ya no es el sometimiento de unos cuerpos a unos lugares a través de la vigilancia y el castigo, sino que la dominación se da a través de los flujos. La fluidez es la era en que domina la virtualidad del capital financiero; los Estados ya no son soberanos sino que se disuelven en la liquidez del capital. (…) en condiciones de fluidez nada deja marca, todo se siente pero no hay capacidad de intelección. La saturación sería la experiencia de un sensorio totalmente saturado pero a una velocidad tal que la conciencia no puede percibir de qué se trata. La experiencia del aburrimiento, de la superficialidad, de la saturación sería entonces, la experiencia de un medio que no anuda, no conecta, que no deja huella. (…) hoy se sufre por saturación, porque todo el sensorio ha sido ocupado. El problema hoy es que el mundo interno no puede constituirse. Las dos figuras de la saturación son los hiperkinéticos y los aburridos, dos efectos distintos y complementarios de la saturación mediática. Los adolescentes sufren, padecen el aburrimientos por desolación. La imagen es la del adolescente aburrido haciendo zapping. (…) En la antípoda del aburrido tenemos su contrafigura: el hiperkinético. Es muy frecuente escuchar el comentario de docentes, padres y psicopedagogos acerca del crecimiento de trastornos por déficit en la atención (ADD) en los chicos actuales. Ese síndrome de hiperactividad se hace visible, obviamente, en el contexto escolar, donde se requieren dosis de concentración y atención de las que la gran mayoría de los chicos actuales carecen
En el desfondamiento de las instituciones se produce un tipo de comportamiento galponil. Comportamientos que no producen una subjetividad. No se produce nada, simplemente se está ahí.



La verdadera desolación es estar a solas, a la intemperie, con la pulsión de muerte.


Muchas gracias
Julio Riveros


Bibliografía:
Lewkowicz, I y Corea, C.: “Pensar sin Estado”
Lewkowicz, I y Corea, C.: “Pedagogía del aburrido”
Alemán, J.: “La experiencia del fin”
Alemán, J.: “Kafka: ante la ley”, en el libro La experiencia del fin
Alemán, J.: “Lacan, la política en cuestión…”
Alemán, J.: “Notas Antifilosóficas”

Bibliografía complementaria:
Foucault, M.:  “Vigilar y Castigar” – Cap “Los cuerpos dóciles”
J.-A. Miller: “El Otro que no existe y sus comités de ética”

Seminario Responsabilidad y Etica, Posgrado Clinica con Niños, dirigido por Marita Manzotti

Colegio de Psicólogos de la Provincia de Buenos Aires – Distrito XI - La Plata

Seminario Responsabilidad y Ética
Clase 3 - 21 de agosto de 2010
Responsabilidad y moral. El malestar en la era de la fluidez.
El inconsciente, la ley, el acto moral. La vergüenza.

I

En Freud el fundamento de la comunidad es la renuncia pulsional. Esto no es sencillo de dilucidar. Freud mismo dice que no se entiende “cómo es posible sustraer satisfacción a una pulsión” (Malestar en la Cultura, pag 96).
Lo que está en juego entonces es una renuncia, una privación de satisfacción en términos pulsionales, es decir una renuncia al goce. Esto, como ya Freud mismo lo señala en varios pasajes de su enseñanza, no es sin consecuencias, dado que una renuncia semejante debe ser resarcida.
De todos modos hay mecanismos para convivir con la pulsión sin sofocarla, lo cual es del órden de lo imposible. Dichos mecanismos:

1.    La transmutación como rasgo de carácter.
2.    La sublimación, como un destino pulsional posible, sin represión (Lacan en Seminario XI)

La objeción, el obstáculo más poderoso, según Freud,  que encuentra la cultura reside en la “inclinación agresiva” del ser humano, en tanto se trata de una disposición pulsional autónoma y originaria.
“La cultura es un proceso que abarca a la humanidad toda en su transcurrir y seguimos cautivados por esa idea”

En principio la cultura estaría al servicio de Eros en tanto quiere reunir a los indivíduos aislados, luego a las flias, las etnias, los pueblos y naciones en lo que llama humanidad.
¿Por qué? No lo sabemos.
Estas multitudes deben ligase libidinalmente entre sí. No basta la necesidad ni la comunidad de trabajo. Debe existir un lazo libidinal para que haya cohesión.
Contra este escenario, contra estos principios atenta la pulsión agresiva.


II

En todas partes se invoca la ética, se la pregona, a contrapelo de lo que postulaba Witgenstein, que dejaba la ética más bien del lado del silencio y no de la palabra, o sea, como dicen Jorge Aleman y Sergio Larriera, la ética tiene que ver con “un decir menos tonto”, pero un decir que se emparenta con el silencio, que tiene su misma textura.

El silencio y el vacío, dos modalidades extremas de falta en ser, son sin embargo lo que sostienen la dignidad del acto del decir, incluso del acto creador, del objeto de arte, de la Póiesis.

Sin embargo en nuestra higiénica, transparente e inquietante época actual, atravesada por el discurso científico y la técnica, erigidos ambos dominios en el sitial de Dios (que está muerto), la ética es una permanente invocación, lo cual no hace más que denunciar la impotencia del discurso político para estar a la altura de estas mutaciones de la cultura.

Luego de las décadas de posguerra, de los 60 y los 70, donde se produce una suerte de insumisión transgresiva de la norma y de los saberes establecidos, de los límites clásicos, el discurso de la ciencia interpela los límites del lazo social, estoy hablando de los límites clásicos del lazo social en la comunidad civil (la familia, la escuela, los lazos laborales, los profesionales, etc)

El lazo social está cuestionado en su fundamento. No es casual que sea el objeto de análisis de las corrientes contemporáneas de la filosofía política. Es necesario volver a pensar el lazo, luego de las transformaciones operadas en el mundo contemporáneo, en términos políticos, económicos y culturales. La ciencia y la técnica, de la mano de un capitalismo cada vez más poderoso y cohesionado, marcan el campo de una inquietante contemporaneidad.

En este contexto, la cuestión del límite es fundamental. Es la pregunta actual: cómo poner límites a aquello que dada la velocidad y lo inasible de los cambios, nunca termina de definirse con límites precisos. Cómo pensar el límite a los efectos de imponer una nueva moral que no atente contra el sujeto? incluso un poco más acá, contra la vida misma.

Hay un video que se puede ver en Youtube, en una intervención de Jorge Alemán en el Espacio Carta Abierta sobre el aborto, él dice que la biopolítica equivale, desde el punto de vista ontológico, a borrar las diferencias entre la dimensión política del sujeto y su condición biológica, de cuerpo viviente.
Esa diferencia que se borra es la acción de lo que hoy se llama en las corrientes contemporáneas de la F política, la biopolítica. Es el borramiento del lenguaje y la dimensión del sujeto y de la diferencia misma. Solo hay cuerpos parlantes reducidos a una variable de cálculo político y eso mismo opera en los campos de concentración o como pasó en nuestro país, en la ESMA, El Vesubio, Mansión Seré, El Olimpo. Lugares donde se intentaba a través de la tortura, extraer la palabra confesional.

Si se habla tanto de ética da cuenta de la impotencia del discurso político para posicionarse en relación a la responsabilidad. Esto lo vimos en nuestro país en los últimos debates de algunos proyectos de ley en el Congreso. Ley de medios, Ley de Matrimonio Igualitario.

Ahora, está en cuestión el Protocolo de Aborto no Punible en los Hospitales Públicos, a los que muchos médicos no acatan y miran para otro lado cuando deben practicar un aborto en algunos de esos casos. Incluso se está avanzando para una despenalización total del aborto y que se implemente como una práctica hospitalaria accesible y gestionada y controlada por el Estado, evitando así la clandestinidad de dichas prácticas.


Todo el problema de la clonación, de la donación de órganos, de la eutanasia, de la fertilización asistida, de la salud reproductiva, el problema del HIV y sus formas de prevención, las enfermedades endémicas como el cólera, el dengue, las gripes en sus diferentes variantes y la lista es larga.

Los desarrollos últimos que se están haciendo en el campo de la biología molecular, las células madres,  que en países como el nuestro, Brasil, Cuba y Venezuela, es tomado como una temática crucial de Estado. Todo el problema de la soja, con las 18.000.000 de Ha sembradas en todo el territorio nacional –el nuestro es el país con más territorios sembrados en todo el mundo, y gran parte del este monocultivo se exporta para biocombustibles- , todo el tema de los recursos naturales, proyectos que tienen que ver con la explotación minera, todos proyectos, debates, que en última instancia inciden sobre la vida humana.

Si todo esto no es biopolítica…

Son debates que tienen que ver con la ética, con la responsabilidad. Son debates alrededor del sujeto responsable, que tocan problemáticas que son de la ética, la política, los DDHH, etc. Son objetos dirimidos, tratados por la bioética, la biotecnología, la biopolítica. Se habla entonces, de ética, de lo público, de la corrupción, etc.
El discurso político no parece orientarse con claridad  frente a estos nuevos desafíos.
Ejemplo: la cuestión de la Iglesia, la cuestión de lo laico, el debate sobre un Estado laico –no olvidemos el factor de presión que impone la Iglesia en la mayoría de estos debates, los cuales no son precisamente teológicos, son políticos y de los cuales ninguno sale indemne.

Se declama en el campo político -sobre todo- un discurso anticorrupción, pero resulta impotente esta prédica para desmontar las condiciones de producción de lo que se denuncia, porque al fin de cuentas, tal como funciona el mundo contemporáneo, el capitalismo funciona no sin corrupción.

En relación a la penetración inquietante del discurso de la Ciencia, se invoca la presencia de una instancia donde la ciencia ceda, decline su carrera insensata hacia un orden cada vez más higiénico, más ordenado en función de axiomas que ella misma establece, un orden formal, transparente, racional, pero también sin pulsión, sin goce, vale decir sin sujeto. Cómo detener esta marcha hacia lo peor.

Hace unos días, le pregunté a un paciente, investigador de uno de los Institutos más prestigiosos del país que vino del exterior para trabajar en su país.
Terriblemente exigente y riguroso en su trabajo, trato de indagar cuál era el sentido de poner tanto empeño en la excelencia -palabra que él usa- y en la exigencia que ponía en sus objetivos dentro de la pequeña comunidad que integra. Dirige un proyecto que está considerado hoy como estratégico y el nivel de presión y exigencia que tiene es alto.  Le pregunto cuál es el sentido de semejante exigencia.
Me responde: “Lograr el nivel más alto, hacer la mejor ciencia posible…” y luego, una vacilación.
Quiere lo mejor y lo mejor y lo más excelente, rendir, investigar quizá para un Amo que él ni siquiera se plantea como posible. Forma parte de una carrera -así la llama- excesivamente competitiva, que no pregunta por el sentido de lo que hace. Si él la abandona, otro, más entusiasta, más ambicioso retomará la posta con los mismos ideales.

En otra ocasión otra pregunta similar, cuando me contaba el tipo de experimentos que se dedicaba a reproducir en su laboratorio sobre células que usaban embriones -no me habló de embriones humanos. Le digo que ese un tema de la ciencia pero también de la filosofía, que había todo un problema sobre esa cuestión, si ellos en calidad de científicos debatían su praxis, la ponían en cuestión, se preguntaban por los límites de lo que hacía. Me contestó que no, que ellos están su PC, en laboratorio, con sus aparatitos y lo que pasa afuera, no es asunto de ellos. Después de eso, por supuesto, viene a verme, porque cómo soportar semejante posición? Pero aclaremos, esto no es imputable a esas raras personas que hacen ciencia. Es un  efecto del discurso de la ciencia, del discurso de Contemporáneo. Parece que para que funcione es necesario que se cumpla la condición de no preguntar nada. No hay lugar para dudar, aunque sea un poco. El saber, la ciencia, el sujeto de la ciencia, el cogito, los límites de Dios, la garantía y la gran enemiga: la duda.

No retornó Descartes, es que desde que entró al Mundo Moderno, nunca se fue.

Heidegger tenía razón cuando se refería a la Técnica: la esencia de la misma no es parte de la técnica.

Lacan sostenía que el sujeto del psicoanálisis es el sujeto del psicoanálisis.

Jorge Alemán se pregunta: “Qué hace que la ciencia no detenga su provocación sobre el ser parlante y lo emplace a entregar sus fundamentos bajo el modo de lo calculable?, … Cómo dar un paso hacia otro lugar y que este no sea el intento romántico de un pasado de aldea?


Nos preguntamos entonces, a partir de acá:

La ciencia es inimputable?
La ciencia es responsable?
La ciencia es inobjetable?
Cómo dar un paso para limitar su efecto, sin caer en una cultura de aldea primitiva?
Cómo limitar las consecuencias de su acto?


En este sentido el lacanismo implica una implacable interrogación sobre los modos de universalización de goce y del rechazo o elisión del sujeto en la sociedad actual, globalizada, capitalista y atravesada de punta a punta por el discurso tecno-científico.

Esto ultimo es, por estructura, dado que el sujeto cartesiano en su fundamento mismo implica el borramiento de la pulsión.

Además, la verdad, en el discurso de la ciencia equivale a su formalización. Letras, números, teoremas, software ultra sofisticado, tecnología no masiva al servicio de fundar un Real que pueda ser enteramente formalizable. Qué lugar para el sujeto en este escenario. Es por cierto inquietante.

Lacan en 1950 ya había anticipado que el discurso científico conduce a la Civitas hacia una instancia que oscilaría entre “concentración económica de los mercados y las catástrofes políticas”. Esto de los mercados globales y también de la segregación -como rasgos del D Contemporáneo- lo dice en la Proposición del ´67. Entonces, si esto es así, el psicoanálisis propone “dilucidar las consecuencias que se deducen a partir del Inconsciente y su $ con respecto a alguno de los debates e interrogantes referido a la cuestión de la ética”

III

Pasamos de El Malestar en la Cultura a consideraciones en torno a la ciencia y la técnica contemporáneas, pero no es sin fundamento. El malestar... es un texto que marca un campo y como apunta a la estructura aplica perfectamente al tema que estamos trabajando.


El Problema Económico del Masoquismo (1924), es un tratado de moral en su primera parte. Articula la dimensión de la moral a la satisfacción libidinal, o sea pone en juego la pulsión o como diríamos hoy, el goce. Esta es la matriz de lo que Lacan va a trabajar como goce. Otro texto princeps es Más allá del principio del placer, que Lacan recorre en el Seminario XVII donde en relación a la compulsión de repetición va a hablar de memoria de goce, repetición de goce, del S1 como significante del goce.


Freud distingue tres masoquismos. Introduce una novedad: la norma de conducta (o la norma) articulada al goce y con la satisfacción libidinal. Es un tratado de moral, y a mi gusto detenta una fuerte marca nietzscheana, Dado que Freud utiliza en este texto categorías como crueldad, fuerza, ejercicio de poder, de evidente raíz nietzscheana.


Freud distingue tres masoquismos:


El erógeno, como condición de la excitación sexual.
El femenino, como manifestación de la feminidad en la subjetividad.
El moral: en este msq la ética tiene mucho que ver dado que se configura como una norma de la conducta vital, dice J Alemán. Fíjense esto: un masoquismo articulado a la norma.

La necesidad de castigo es un hecho de la práctica clínica, se puede captar en el consultorio y en el posicionamiento de los pacientes, ¿por qué? Porque refiere a su modo de gozar, lo cual de muestra como tal en el dispositivo mismo, bajo transferencia,. El goce opera cuando se instala el discurso, un lazo transferencial funcionando, un significante de la transferencia operando y un montaje de la pulsión en curso. En ese contexto, el $ goza, muestra, da a ver su goce, siempre masoquista, como todo goce fantasmático. Solo hay que saber operar con él en los bordes del fantasma.
Estos tres msq yo diría que entran en juego con la sexualidad, son el modo en que un sujeto vive la pulsión. La posición de objeto en el fantasma esta masoquista, orientada al masoquismo erógeno. En el fantasma donde aparece la condición erógena anudada al fantasma, el msq es evidente en esa voluntad de permanencia del sujeto en posición de objeto, maniatado, amordazado, en posición de ciega obediencia y sometido. Su voluntad (de goce) es la de ser un niño pequeño, castigado por “haberse portado mal”. Una falta tan imperativa, exige un castigo acorde, tan perentorio como difícil de situar en su causalidad. El sujeto es culpable, pero él ignora de qué es culpable. Lo único que sabe es que merece ser castigado.


Está el cuento de Franz Kafka, Ante la ley, que ilustra muy bien esta posición subjetiva y la opacidad de la norma.

Esa oscura voluntad es la que opera en el fantasma masoquista. No hay modalidad universal de goce, cada uno es particular. Para algunos será una voz que ordene gozar, para otro una mirada, para otro el tacto o un golpe en el cuerpo, etc.

Esta vertiente Lacan la desarrolló muy bien en Kant con Sade, donde pone en comunidad topológica el imperativo universal kantiano con el imperativo de goce sin hacerlos equivalentes. Es una suerte de inquietante vecindad, señalamiento deslumbrante de Lacan.

¿Cómo se articula la norma, la norma de conducta con la satisfacción libidinal? Freud dice que esta conexión no es obvia, no es evidente, dado que el masoquismo no refiere a zona erógena alguna (no hay unza zona parcial del cuerpo que esté en juego en esta modalidad de satisfacción), podríamos preguntar por cómo goza el que se atormenta por la culpa. Jorge Alemán dice que lo que queda erogeneizada es la moral misma.

Nietzsche en Genealogía de la Moral, luego de situar la responsabilidad como la capacidad de decir si de una voluntad libre y soberana de un hombre con memoria -lo cual en la historia de la cultura costó mucha sangre- se hace la siguiente pregunta en el Tratado 2, aforismo 4: “Pero, ¿cómo vino al mundo esa otra 'cosa sombría' la consciencia de culpa, toda la 'mala conciencia'?”

Nietzsche dice que la noción de “culpa”, en alemán “Schuld”, procede de “tener deudas” (Schulden). El dice que la cuestión de la compensación de una falta en el derecho penal tiene su origen en la relación contractual “acreedor y deudor” tan antigua como la existencia de “sujeto de derecho” y que remite a las formas básicas de compra, venta, cambio, comercio, tráfico. Esa lógica luego se complejiza y se hace cruel, sádica y apunta al ejercicio de hacer el mal por el placer de hacerlo:
“Por medio de la 'pena' infligida al deudor, el acreedor participa de una derecho de señores:
por fin llega él a experimentar el exaltador sentimiento de serle lícito despreciar y maltratar a un ser como a un 'inferior' -o, al menos, en el caso de que la auténtica potestad punitiva, la aplicación de la pena, haya pasado ya a la 'autoridad', el verlo despreciado y maltratado. La compensación consiste, pues, en una remisión y en un derecho a la crueldad”

En el af. Nro 6:  “En esta esfera, es decir, en el derecho de las obligaciones es donde tiene su hogar nativo el mundo de los conceptos morales "culpa" (Schuld), "conciencia", "deber", "santidad del deber", -su comienzo, al igual que el comienzo de todas las cosas grandes en la tierra, ha estado salpicado profunda y largamente con sangre. ¿Y no sería lícito añadir que, en el fondo, aquel mundo no ha vuelto a perder nunca del todo un cierto olor a sangre y a tortura? (ni siquiera en el viejo Kant: el imperativo categórico huele a crueldad... ) “

¿En qué medida puede ser el sufrimiento una compensación de "deudas"? En la medida en que hacer-sufrir produce bienestar en sumo grado, en la medida en que el perjudicado cambiaba el daño, así como el desplacer que éste le producía, por un extraordinario contra-goce: el hacer-sufrir, -una auténtica fiesta, algo que, como hemos dicho, era tanto más estimado cuanto más contradecía al rango y a la posición social del acreedor.
Más adelante, se pregunta:  "¿cómo puede ser una satisfacción el hacer sufrir?").

Esto es Nietzsche, solo un recorte. Vean si Freud no tiene un aire de familia con este pensamiento. No creo que sea casualidad.

Esta articulación entre culpa y deuda la hace Freud en “El Hombre de las Ratas”, entre Spielraten, deuda de juego, falta del padre que tiene la función de sostener al hijo en el fantasma masoquista (como todo fantasma) de Lorenz, determinada por la posición femenina en relación al lazo erotizado con el padre, fija no solo su posición de goce sino sus síntomas.

Ahora, en Freud esta gramática pulsional que determina posiciones de goce, es un mecanismo inconsciente.

Cómo se “faliciza” el goce de la mujer o de otro modo, cómo ingresa el goce de la mujer a la lógica fálica (ser o tener el falo, lógica del tener o no el falo, serlo o no serlo), lógica de la que Lacan da cuenta en textos de su llamada “primera clínica”, clínica del deseo, clínica si quieren casi hegeliana, del deseo como del Otro como reconocimiento (las inversiones dialécticas en el caso Dora, hasta el Seminario V), “La Dirección de la cura” o “La significación del falo”. La clínica lacaniana está sostenida en una lógica eminentemente fálica. Recién en textos más tardíos, su clínica va desplazándose hacia otros operadores, como la noción de goce, que introduce en el Seminario VII, y de ahí en adelante hasta el Seminario XI, en el que empieza a situar lo real de otro modo.

Estas son modalidades freudianas tanto en hombres como mujeres, “donde la pasividad del dolor del coito -por ejemplo- en el parir nombran el límite donde el significante se eclipsa frente al goce” (Jorge Alemán)

Como verán, la imbricación de estos masoquismos implica lo infantil. El msq moral articula libido y pulsión de muerte. Si hay crueldad, si hay pulsión de destrucción, si se cuenta con la pasividad del otro, por qué directamente el yo no aniquila al Otro? Por qué razón, si hay pulsión de muerte, no se aniquila a sí mismo, hablando del Yo...
Alemán dice que “el masoquismo moral es la traducción subjetiva de la pulsión de muerte que alude al momento lógico en que el sujeto se constituye en una renuncia a la satisfacción.”

nosotros habíamos situado la renuncia pulsional como fundante del lazo social. Por tanto, el emplazamiento de la moral como masoquismo moral, el cual tiene su raíz en la pulsión en tanto renuncia a su satisfacción, está en el inicio del lazo social. Por tanto, la moral -en tanto articulada al goce- no podemos pensarla por fuera de la cultura, es decir de la comunidad. (Ver Malestar en la cultura, Pág 123)

Noten que en el msq moral no hay zona erógena. Lo que queda erotizado, erogenizado, es la m oral misma por vía de del Superyó que sabe localizar al sujeto que ha renunciado a la satisfacción de la pulsión. Esa misma localización hace que se acumule goce, paradójicamente,, porque el goce es una sustancia acumulable, susceptible de acumular, como una sustancia producida por algún aparato que produce goce y luego, se acumula. Los discursos, por ejemplo. Haya aparatos de goce, como los discursos y el lenguaje, otro aparato de goce.

Satisfacer al imperativo kantiano es equivalente a la producción de goce, por vía del Syo. En el campo edípico -es decir fálico, fantasmático- del deseo neurótico como deseo del Otro -el Syo llama al goce y tiene estrechos lazos comunicantes con la satisfacción de la pulsión. Esta vertiente pulsional de la moral es lo que da subraya Lacan en Kant con Sade. Rompe Freud entonces con una modalidad metafísica de concebir la norma, rompe con la modalidad kantiana de derivar la misma de la razón práctica y encuentra sus raíces nada menos que en la pulsión.,

Si hay comunidad es porque hay renuncia, cosa que se puede verificar en la práctica clínica. 

El inicio de un análisis, es por la vía de una cesión de cierto goce. Esa cesión deja un resto, un acto que marca un inicio: la transferencia, la operación del significante de la transferencia. Lacan dice en la “Proposición del 67” que “al comienzo de un análisis está la transferencia”. Un goce que el sujeto cede con la realidad y el efecto es de un cierto alivio.

Vemos entonces que en el ámbito del consultorio, un espacio donde también funcionan estos principio fundacionales de instalación de un lazo (el analítico), se puede reeditar esta misma lógica. Freud en el citado artículo traza una correspondencia entre “el desarrollo cultural de la multitud y el del propio individuo”.  Incluso llega a hablar de un Superyó de la cultura.

¡Qué poderosa debe de ser la agresión como obstáculo de la cultura si la defensa contra ella puede volverlo a uno tan desdichado como la agresión misma! “ He aquí, a mi entender, la cuestión decisiva para el destino de la especie humana: si su desarrollo cultural logrará, y en caso afirmativo en qué medida, dominar la perturbación de la convivencia que proviene de la humana pulsión de agresión y de autoaniquilamiento. Nuestra época merece quizás un particular interés justamente en relación con esto. Hoy los seres humanos han llevado tan adelante su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza que con su auxilio les resultará fácil exterminarse unos a otros, hasta el último hombre. Ellos lo saben; de ahí buena parte de la inquietud contemporánea, de su infelicidad, de su talante angustiado. Y ahora cabe esperar que el otro de los dos «poderes celestiales», el Eros eterno, haga un esfuerzo para afianzarse en la lucha contra su enemigo igualmente inmortal. ¿Pero quién puede prever el desenlace?
El malestar en la cultura”

 En un reportaje al final de su vida, Freud dice que la pulsión de muerte es una realidad efectiva y que “la muerte es un sucidio disfrazado”. Es decir, es absolutamente insoslayable la incidencia en la vida, en el Yo, de la pulsión de muerte.

Jorge Alemán: “ Hoy el desafío es probar suerte con un nuevo tipo de alianza con la pulsión de muerte inscrita en el modo en que la civilización acontece en el país

Muchas gracias
Julio Riveros


Bibliografía:
Freud, S.: “El principio económico del masoquismo”
Freud, S.: “El malestar en la cultura”
Freud, S.: “La responsabilidad moral por el contenido de los sueños”
Lacan, J.: “Kant con Sade”
Alemán, J.: “La experiencia del fin”
Nietzsche, F.: “La genealogía de la moral”

Bibliografía complementaria:
Ons, Silvia: “Violencia/s”
Sinatra, Ernesto: “El toxicómano es un sinvergüenza”
Lewkowicz, I.: “Pensar sin Estado”
Zizek, S.: “Violencia en acto”