sábado, 20 de noviembre de 2010

Seminario Responsabilidad y Etica.

La ética y lo trágico. Ética del sujeto y estatuto del inconsciente. Etica y silencio. La sublimación. La invención

Clase 5 del 20-11-10


Los imposibles freudianos no incluyen al arte. Hay un aire de familia entre el objeto de arte y la imposibilidad o el sin sentido. Parece que Freud sabía esto. No es el mismo estatuto que pensó para la Pedagogía, la política o la religión. El arte no forma parte de esa serie. Freud tenía una aproximación científica a la existencia, era un científico (aunque su escritura la podemos considerar desde la óptica de una poética, no obstante).
Por otro lado, Lacan y su posición en relación al arte. Lacan, no era un científico sino más bien un médico que trascendió la fuertísima tradición positivista de la psiquiatría francesa (no olvidemos la admiración hacia su maestro de Clérambault, la relación con Henry Ey, los estrechos lazos con el dispositivo de presentación de enfermos que conservó siempre, etc.), para hacer otra cosa, para fundar otra clínica.
Lacan amaba el arte. En sus años de juventud  tomó contacto con poetas surrealistas como André Bretón entre otros. La referencia al arte en Lacan es permanente, se mantuvo a lo largo de toda su enseñanza.  Y, por otro lado, su posición antimetafísica, es decir su antifilosofía.
Entonces el discurso analítico instala un campo de saber que linda con otros discursos, con la ciencia, con la religión, con la política, con la filosofía y... con el arte. Vamos a tomar este sesgo, la relación del arte (acá hay que ser muy precisos) con el psicoanálisis. 

Voy a trabajar algunas referencias, como un artículo de François Regnault "El arte según Lacan", otro de Guillermo Belaga "El síntoma como una metáfora del arte", y un breve artículo de Alejandro Ariel "Reflexiones sobre el arte"´.

Situamos el arte como acto, no en tanto una práctica de la cual habría que dar cuenta desde una cosmovisión analítica. A veces los analistas solemos caer en la impostura de pretender explicar qué se vio en una película, en una obra de teatro, en una novela, etc. No se trata de caer en esa tentación. Como dice Ariel en "El estilo y el acto":
"No se trata de aquí de hablar de arte, sino de hacerle caso, de soportar sus consecuencias. No se trata aquí de hablar de psicoanálisis, de indigestarlos, sino de soportar sus consecuencias y escribir". Escribir, dice Ariel, una letra, es arriesgarse a poner una letra en el medio de la comedia de la vida de todos los días.

También podríamos ser un poco taoístas y decir que el objeto de arte deja una escritura en el medio del Vacío, teniendo al Vacío mismo como condición. O podemos pensar, con Heidegger, que el arte no es un usuario del Espacio, lo funda. Hay un neologismo heideggeriano para esto: "espaciar", la obra de arte "espacia", pone el espacio ahí donde no lo hay.

Esta vecindad con el vacío es clave. Lacan lo nombra en el Seminario la Etica donde sitúa el vacío como condición de la sublimación y esta en relación a la Cosa (das Ding). Esto está muy bien desarrollado en el libro de F Regnault.

"La religión consiste en todos los modos de evitar ese vacío". La religión respeta ese vacío, pero "de todos modos ese vacío está en el centro y, precisamente por esto, se trata de sublimación".

En ese pasaje que cita de Lacan, hay una aproximación al arte, la religión y la ciencia a partir del vacío.  

O sea tenemos en estas consideraciones, algunos elementos: la Cosa, la pulsión (ya estamos hablando de uno de sus destinos, como pensaba Freud, la sublimación) y el Vacío. Y si se sitúa la pulsión se sitúa también el goce.

Podemos ser aún más topólogos en nuestra aproximación y hablar de agujero. "El arte organiza el agujero", dice Regnault.

Pero se pregunta también qué es la Cosa, cual su función y la relación con el Vacío.

La Cosa, el das Ding freudiano del Proyecto y que Lacan trabaja en el Seminario VII, es el objeto perdido de la estructura. Su función es fundante. Funda también el Campo Freudiano. Aunque la lectura de Regnault no sitúa a la Cosa como el objeto perdido sino entre lo real y el significante. Y agrega  dos cosas:

Si la Cosa es representada por el Vacío, tenemos lo real, la lógica.
Si la Cosa es representada por otra cosa, estamos del lado de la representación, tenemos el arte.

En el primer caso: deriva en variaciones teológicas sobre lo ex nihilo, por ejemplo. O podemos hablar del significante faltante, o del numero cero como condición de la serie de números naturales. O podemos hablar de topología, del agujero, etc. Esto, insisto, está en Regnault.

Ahora, en el segundo caso, sitúa "lo que hace agujero en lo real, el nombre, el Nombre-del-Padre...  Y , a continuación, el significante". Regnault recorta en esta parte del texto varios pasajes del Seminario RSI que hacen mención al significante que hace agujero, etc.

Entonces:

El tema del Vacío es central. Vacío y silencio y más adelante, el nudo borromeo.
El silencio es la Voz del Vacío, podemos decir no sin un poco de poesía. Acá, en este punto, o podemos estudiar a las místicas, o el Tao, o a Heidegger o a Lacan y nos podemos pasar toda una vida sobre el mismo punto y con la sensación de no haber avanzado un centímetro. Por suerte, también están los poetas, los cineastas, los pintores, los artistas quienes también articulan su propio discurso en torno al Vacío y hacen algo con eso: una escritura.

Para Lacan el arte es un objeto de admiración, cortés, si lo que se acentúa es su condición de imposible. Si esa Cosa es un pecado, hay religión y si esa Cosa remite a la pura cosa, el arte.

Nada de metafísica entonces en el objeto de arte, dado que la letra misma es lo que ahi está escrito no necesita de ningún sistema para ser situado. Para la obra tampoco hay metalenguaje. Sin embargo, el arte enseña. El artista está antes. Organiza lo que el concepto no sitúa. Lacan se preguntaba cómo concebir una ciencia que incluya el psicoanálisis y que incluya al arte.

Es Nietzsche en el “El origen de la tragedia” que nos enseña que el arte es una modalidad de soportar la verdad de la existencia. “Solo el arte nos salva de morir por la verdad. Debemos considerar la ciencia con la óptica del artista y el arte con la óptica de la vida”.

Lacan es antifilosófico porque parte del agujero a diferencia de la tradición metafísica. Como Nietzsche, como Heidegger, piensa desde la fisura. Se sitúa en la grieta. Ahí no puede haber ningún Hegel, ningún sistema. Solo hay agujero. Metafísica cero. Hay vacío, agujero.


Por tanto no se trata de explicar al arte, sino de situar su dimensión sagrada (como resguardo de eso sagrado propio del sujeto hablante) y su dimensión de misterio.

El arte es la vía por donde la Voz de un hombre puede escribir algo que no es para todos, que es de Uno.  El objeto de arte linda con la Cosa.

Voy a tomar un apartado del artículo de G Belaga, el Punto 2 (Efectos de creación en el recorrido de una cura y/o en el final de un análisis, e invención  ante la inexistencia de LA Mujer).

Belaga sitúa la sublimación como un concepto que Lacan trabaja en el Seminario IV como desubjetivación del Otro, a partir de una lectura de Leonardo Da Vinci y que “bajo una forma más o menos acentuada según la mayor o menor perfección de tal sublimación, una inversión de las relaciones entre el yo y el otro”. En la creación, "el ser halla una posibilidad fundamental de olvido en el yo imaginario."

Este es un modo de sublimar diferente al propuesto por la salida de un psicoanálisis, donde lo que se sitúa es también un olvido de sí pero al modo de la destitución subjetiva. Podemos pensar que el lazo que hace el sujeto al final de un análisis es un lazo con el Vacío. El matema es el S(A/). Entonces este punto es sin garantías, dado que el Otro se hace equivalente al agujero mismo.


El arte, como indica Regnault, está en el lugar de la dama en el amor cortes, el lugar de la  privación y de lo inaccesible, por un lado.
Entonces, siguiendo a este autor y como bien lo sitúa Belaga en su artículo, "....el campo freudiano es el campo que supone que lo que recibe el nombre del vacío es la Cosa. Y de esta, como causa pathómenon, podemos declinar considerando el Nombre-del-Padre y lo innombrable de la madre, tres consecuencias: si se interpreta como pecado, tenemos religión: como relación imposible, el amor cortés. Y por último, como pura cosa, el arte."

Hay un artículo de Heidegger que se llama "La cosa" y habla de esto, también del Vacío. Si pueden léanlo, porque les va a enseñar algo respecto a la clínica. Las reververancias con Lacan son innumerables y diseminadas por todo el texto.

Entonces el Nombre-del-Padre, es un límite, que ordena, nominando, pero no llega al hueso de lo real. Solo lo señala y hace algo con eso. No hay invención. No hay salto. No hay comercio con el Vacío. Solo el nombre, no el trazo. El Vacío acá está todavía velado por algún semblante, el del Nombre-del-Padre, en este caso.

"En cambio, en lo particular, la invención se encarna en una pincelada, en un gesto de la mujer en que se cree, lo que conlleva una inscripción del goce, y presentifica otra relación al objeto pulsional que se presenta en exceso, más allá de la castración. Trazo y vacío, enmarcados por el significante que ya no son parte de la combinatoria del Otro, en otras palabras, se alcanza a crear una metáfora de la metonimia familiar"


En cambio el Vacío hace que el pintor pueda dejar la marca de un trazo único.

Todas estas consideraciones conceptuales está soportadas del "No hay relación sexual "como principal operador.
Ya vimos que el semblante homogéneo que nos ofrece el capitalismo como modo casi hegemónico es el de un discurso único, sin fisura, sin corte y donde el plus-de-goce se anuda al discurso de la técnica y la ciencia en una alianza inquietante atravesada por la pulsión de muerte como dominante.
Los medios de comunicación, los objetos de todo tipo, las drogas, los objetos tecnológicos, la saturación sensorial de los medios, etc., incluso la nada misma como dice Belaga, nos indican la inadecuación freudiana de la pulsión con el objeto.
Puede el arte ofrecerse como una vía por donde pensar una posible salida a esta encrucijada inquietante a la que nos conduce el discurso capitalista?  No se trataría de hacer la revolución haciendo obras de arte o convirtiéndonos en anti filósofos lacanianos.

De lo que se trata, es de considerar vías de satisfacción pulsional teniendo en cuenta que el Vacío está en el fundamento y que la pulsión de muerte es una instancia con la que hay que negociar, una instancia que no puede eludirse.

Podríamos proponer una lectura al ras de nuestra época, ultra tecnificada, del artículo “Serenidad” de Heidegger, donde propone eso que el llama Gelassenheit, serenidad en torno al objeto técnico como condición de una modalidad que dice que "si" al mundo técnico, dado que no se puede negar su existencia, pero que también le dice 'no', manteniéndonos libres de ellos. “Podemos usar los objetos tal como deben ser aceptados. Pero podemos, al mismo tiempo, dejar que esos objetos descansen en sí, como algo que en lo más íntimo de nosotros mismos no nos concierne. Podemos decir 'si' al inevitable uso de los objetos técnicos y podemos a la vez decirles 'no' en la medida en que rehusamos que nos requieran de modo tan exclusivo, que dobleguen, confundan y, finalmente, devasten nuestra esencia"

Habitar (que como escribe en Construir-habitar-pensar, habitar la tierra natal es un acto condición del pensar, del pensar meditativo) la propia singularidad y desde ahí decidir por el si o por el no, de manera heideggeriana, es una modalidad de salida. ¿Cuál es la tierra natal del parletre?

Porque es una pregunta por el suelo natal del sujeto, una pregunta por cuál es el arraigo del sujeto si ya no es el reconocimiento, de emancipación? Cuál es el suelo natal del sujeto si el suelo natal no es el objeto de la pulsión, ni la comunidad, ni el saber, ni la tecnología, ni los medios de difusión, ni las neurociencias, ni la droga. Dónde reside, dónde habita el sujeto?

La pregunta por el suelo natal del sujeto nos conduce al lenguaje, pero también nos puede conducir al vacío y al trazo. También a la dimensión de la invención. La salida en este caso no sería por el lado de la angustia o de la desesperación.

Una modalidad de situar alguna respuesta (me gusta más esta palabra que la palabra salida), apostar al propio análisis como una vía por donde ir abordando una creación propia, la de una narración propia que no se juegue en términos del Otro y si en la singular modalidad del sinthome "como invención particular del sujeto para darse a su propio modo de relación al sexo, y por lo tanto abierto a la variación y a la contingencia" (G Belaga)

Dice Ernesto Sinatra en el articulo "El toxicómano es un sinvergüenza":

"Esta respuesta [la de analizarse] quizás sólo sea para algunos, no para todos. Pero el no-todo que se configura de este modo seguramente es una salida más interesante que la propuesta por el discurso capitalista.
La ética del psicoanálisis espera en este punto -es decir, en el final del análisis-, también, al analista.
Desde esta perspectiva, el toxicómano adviene como un signo que define la época: él es el partenaire-síntoma del capitalismo pos-moderno. Él es quien, por excelencia, no se avergüenza de su goce, él es aquél que lo muestra hasta el extremo de inventarse un ser a partir de una nominación que le viene como anillo al dedo desde el Otro social para seguir gozando en el autismo tóxico.
La apuesta analítica consiste en ofrecerle otra salida que la que ya ha elegido con la substancia tóxica del goce, pero para ello deberá avergonzarse como cualquiera, es decir, como cada analizante."
Para terminar, cito el último párrafo del artículo de Belaga:

"En conclusión, esta podría ser la apuesta ética/estética del psicoanálisis, una política del síntoma que encarna el encuentro de una narración, de un estilo de vida, que incluye el inventarse una relación con los otros -según los límites del fantasma particular-, inscripto en lo real. Orientada de esta manera nuestra práctica podría significar un aporte al debate sobre la comunidad", sobre el lazo que deviene de la técnica y el discurso capitalista, un saldo que se diferencie de esos dos productos descriptos en 1933 por Walter Benjamin, como formas de la barbarie, dicho de otra manera, el culto y el poder mortífero de la imagen y de la experiencia de inmediatez y/o de 'petrificación' del tiempo, del sacrificio, del odio a las diferencias. En suma, el psicoanálisis sería la posibilidad de inventar(se) otra respuesta frente a las imposiciones del superyó"

Muchas gracias
Julio Riveros

Bibliografía

F. Regnault, “El Arte según Lacan”, Cap 1, Pág 11-33, Editorial Atuel – EOLIA, Buenos Aires 1996.
Guillermo Belaga,  “El síntoma como una metáfora del arte”, http://saludmentalsanisidro.blogspot.com/2010/03/el-sintoma-como-una-metafora-del-arte.html
Marzo de 2010.
Alejandro Ariel, “El Estilo y el Acto”,  pág. 190 a 196, Ediciones Manantial, Buenos Aires, 1994.

Lao Tsé, “Tao te King”,  Barral Editores, Barcelona, 1976
Construir-Habitar-Pensar”, Martín Heidegger, http://www.heideggeriana.com.ar/textos/construir_habitar_pensar.htm
Martín Heidegger, “Serenidad”,
http://www.heideggeriana.com.ar/textos/serenidad.htm
Martin Heidegger, "El Arte y el Espacio"
http://www.heideggeriana.com.ar/textos/arte_y_espacio.htm
Martín Heidegger, "La Cosa"
http://www.heideggeriana.com.ar/textos/la_cosa.htm
Ernesto Sinatra, “El toxicómano es un sinvergüenza”
http://virtualia.eol.org.ar/017/default.asp?dossier/sinatra.html
Friedrich  Nietzsche, “El origen de la Tragedia”, Siglo Veinte, Buenos Aires,  1989.
Ernesto Sinatra, "El toxicómano es un sinvergüenza", Virtualia #17, http://virtualia.eol.org.ar/017/default.asp?dossier/sinatra.html
J. Lacan, Seminario IV, La Relación de Objeto, Paidós, Buenos Aires, 2007.
J. Lacan, Seminario VII, La Etica, Paidós, Buenos Aires, Buenos Aires, 1988.
J. Lacan, Seminario XXIII, El Sinthome, Paidós, Buenos Aires, 2006
J. Lacan, Seminario XXIV, L’insú que sait de l’une-bevue s’aile a mourre", inédito

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